Tengo una herida que
tiene muy mala pinta en el brazo derecho y la cabeza no para de sangrar. Por no hablar
de que no podía casi mover las piernas. Avanzo como puedo a través del bar,
intentando no mirar a todas aquellas personas, sufriendo, corriendo de un lado
para otro sin saber como reaccionar. Creo que nadie sabría como hacerlo exactamente.
Y entonces es cuando me temo lo peor. No escucho...... nada. Reacciono, y me
percato de que, realmente, desde que salí del agua, no escuchaba nada. Solo
observaba a la gente gritar y llorar. Y suponía lo qué decían, pero no los
escuchaba. Por el contrario, en lugar del sonido de aquella situación,
escuchaba un pitido constante pero muy agudo, casi insonoro, que me ponía los
vellos de punta. Creo.... creo que me había quedado sordo.
Continuar historia.
Continuar historia.
No hay comentarios:
Publicar un comentario