Una persona se acerca a mí, y me empieza a hablar... le hago
la señal de que no oigo nada y me comprende. Mediante gestos, me guía hasta una
de las mesas de aquel lugar y me ofrece a tumbarme. En ese momento, comprendí
lo que intentaba hacer. Quería ayudarme.... quería.... curarme. Me quitó la
camiseta, me la colocó hecha una lechuga
en la cabeza a modo de trapo para cortar la hemorragia y empezó a observarme
los oídos , a hablarme... ¿o me estaba gritando? Quería comprobar la gravedad
de la situación, luego me examinó la herida del brazo. Grité, me dolió tanto
como si me clavasen un cuchillo muy lentamente en el corazón. Creo que captó la
idea por que se apartó y me hizo unas señales, pero no le entendía, entonces se
fue y volvió con un papel escrito:
"No te preocupes, te pondrás bien. Ahora estás a
salvo."
Esas palabras me tranquilizaron un instante. Empezó a hacer
señas a otras personas, no las veía con claridad. Entonces algo me rozó la
herida. Un paño sumamente frío y húmedo fue colocado en la zona. El dolor era
indescriptible y empecé a gritar como un histérico. Entonces vi a una de las
camareras traer una aguja e hilo azul de costura normal. Sabía lo que estaba
ocurriendo. Noté el primer pinchazo, el dolor era infernal, una mezcla de ardor
como si metieses la mano en una llama de la chimenea y cuando te cortas con un
cuchillo lentamente mientras pelas patatas.... No paraba de gritar, y la cabeza
seguía sangrando...... Me desmayé. Cuando desperté, me levante de golpe de la
mesa. Todo a mi alrededor era un jaleo, me tape los oídos porque era demasiado
ruido para mi en este momento...... ruido......... ¡Volvía a escuchar! Pero la
alegría duró menos de tres segundos. Empecé a pensar..... Solo quedaba yo. Todos
los que me importaban habían muerto. Y yo lo había visto.
Continuar historia.
Continuar historia.
No hay comentarios:
Publicar un comentario